La autoestima o amor propio

autoestima

La imagen que tenemos de nosotros mismos afectará sin duda, a nuestra calidad de vida y salud psicológica. Todos tenemos una imagen mental de quienes somos, qué aspecto físico tenemos, en qué somos buenos y cuáles son nuestros puntos débiles. Nos formamos esa imagen a lo largo del tiempo, empezando en nuestra infancia. La autoestima refleja nuestra opinión sobre nosotros mismos, y ello condiciona nuestra vida.

Para poder ser capaz de disfrutar nuestra vida al máximo es importante tener un buen nivel de autoestima.

Significado:

Para definir la autoestima, nos basaremos en la definición según la Real Academia Española es «la valoración generalmente positiva de sí mismo».

La autoestima es la valoración, percepción o juicio positivo o negativo que una persona hace de sí misma en función de la evaluación de sus pensamientos, sentimientos y experiencias. En definitiva, la autoestima refleja nuestro grado de amor propio en base a nuestro autoconcepto.

¿Qué es la Autoestima?

Se trata de una relación que vamos construyendo con nuestro “yo” a lo largo de los años y que está determinada por la manera en que hemos ido reaccionando ante las situaciones que se nos han presentado en la vida.

Cuando somos demasiado exigentes con nosotros mismos y no valoramos los logros que hemos alcanzado, es probable que terminemos desarrollando una baja autoestima. Esta percepción inadecuada de nuestras capacidades y potencialidades nos limita como personas y suele generar una profunda sensación de infelicidad.

Muchas personas se rechazan a sí mismas porque hay algo de ellas que no les gusta y se dicen que en el momento en que lo cambien podrán sentirse satisfechos consigo mismos. Por ejemplo: “cuando adelgace podré sentirme bien”, “cuando sea capaz de hablar en público dejaré de sentirme inferior”, “cuando consiga tener pareja me sentiré valioso”.

En realidad, esto nos está hablando de otro problema mayor, que es el bajo nivel de autoestima.

La autoestima, cuando está condicionada al éxito, a los logros o a la aceptación de los demás no es verdadera. Es natural querer mejorar y superar las propias dificultades, pero no como algo indispensable para sentirnos bien con nosotros mismos.

El problema surge cuando en vez de aceptarnos tal y como somos nos exigimos ser como creemos que debemos ser o como los demás quieren que seamos. Intentando satisfacer sus expectativas. Nos empeñamos en alcanzar un imposible “yo ideal”. Esto nos conduce a la frustración y aumenta nuestro auto-rechazo y nuestro sentimiento de bajo nivel de autoestima.

Tener una sana autoestima supone valorarte por el hecho de ser quién eres. Aceptarte con tus defectos y virtudes, de forma incondicional. Cuando nos aceptamos y queremos tal y como somos, nos es más fácil crecer y mejorar en todos los aspectos de nuestra vida.

La teoría de la pirámide de Maslow

La pirámide de Maslow es una teoría psicológica que describe las necesidades humanas en cinco niveles, que van desde las necesidades más básicas hasta las más complejas creada por Abraham Maslow.

La base de la pirámide es donde se encuentran las necesidades fisiológicas, como el aire, el agua, la comida y el refugio.
El siguiente nivel contiene las necesidades de seguridad, como la protección física y financiera.
En el tercer nivel se encuentran las necesidades sociales, como el amor, la amistad y el sentido de pertenencia.
El cuarto nivel se refiere a las necesidades de estima, como la autoestima y el reconocimiento social.
En la cima de la pirámide se encuentran las necesidades de autorrealización, como la realización personal y el desarrollo de todo el potencial individual.

¿Cómo se forma?

La autoestima se va desarrollando a lo largo de la vida. Aún así, la infancia y la adolescencia son periodos fundamentales, ya que durante estos años va tomando forma la imagen que tenemos de nosotros mismos.

Básicamente, la imagen que tenemos de nosotros pasa a través del prisma de los demás. No solo nos valoramos por los resultados que obtenemos, sino que también dependemos de la aceptación o el rechazo de quienes nos resultan significativos. Sin el reconocimiento de los demás, nuestros éxitos solo serían logros a medias y pasarían desapercibidos. Sin la aceptación externa de nuestra persona nos resultará difícil aceptarnos a nosotros mismos.

El problema radica en que cuando somos pequeños vivimos de manera acrítica la relación con nuestros padres y maestros. Por esa razón, su valoración sobre nuestro desempeño es fundamental y moldeará la manera en que nos relacionemos con nuestro “yo”. Por tanto, si ellos no reconocen nuestras habilidades y aciertos, terminaremos pensando que estos no existen. Si siempre nos exigen la perfección, terminaremos nosotros por perseguirla constantemente o sentir que nunca es suficiente.

Tipos

La psicología considera que todas las personas podemos tener 4 tipos de autoestima diferentes: alta, baja, estable o inestable.

  • Autoestima alta:

Es el nivel deseable para que una persona logre sentirse satisfecha en la vida, sea consciente de su valía y de sus capacidades y pueda enfrentarse a los inconvenientes de forma resolutiva. Cuando una persona tiene una apreciación positiva de sí misma, permite que su actitud hacia la vida sea óptima. Ello no implica que el individuo sea perfecto, sino de aceptarse sin cruzar la línea de la mediocridad o conformismo.

  • Autoestima baja:

Si contamos con un nivel bajo, preferiremos metas que estén claramente por debajo de nuestra capacidad de desempeño para mejorar esto, tienes una página sobre como mejorar la autoestima. La baja autoestima está relacionada con la forma inadecuada del concepto que tiene un sujeto de si mismo. Es decir, en donde se siente desadaptado, que vale poco, tiene poca capacidad de tomar decisiones al no confiar en sus propias habilidades. El nivel de autoestima bajo es un factor de riesgo sobretodo para los adolescentes y para los niños.

  • Autoestima estable:

Las personas con este tipo de autoestima se desenvuelven de manera abierta ya que no necesitan defender su imagen, se defiende sola. Además, la persona es capaz de defender su punto de vista sin desestabilizarse.

  • Autoestima frágil o inestable:

Este tipo está definido por su falta de solidez y la inestabilidad que presenta. Esta hace que se altamente sensible a todo tipo de eventos, por irrelevantes que puedan parecer desde un punto de vista racional.

¿Por qué es importante?

Los sentimientos que tenemos hacia nosotros mismos influyen en cómo vivimos nuestras vidas. Las personas que sienten que se les quiere y aprecia (las personas que tienen la autoestima alta) tienen mejores relaciones sociales. Son más proclives a pedir ayuda y apoyo a los amigos y la familia cuando la necesiten. Las personas que creen que pueden alcanzar sus objetivos y solucionar problemas tienden a rendir más en los estudios. Tener una buena autoestima te permite aceptarte a ti mismo y vivir la vida de forma plena.

La baja autoestima está detrás de la mayoría de los problemas psicológicos y emocionales, y es un obstáculo para la felicidad.

Los desequilibrios pueden convertirse en problemas más graves:

  • Psicológicos: Ideas de suicidio, falta de apetito, anhedonia, perdida de la ilusión de un futuro, estado de ánimo triste, ansioso o vacío persistente, desesperanza, pesimismo, sentirse culpable y desamparo, dificultad para concentrarse, recordar y tomar decisiones, trastornos en el sueño, inquietud, irritabilidad, dolores de cabeza…
  • Afectivos: Dificultad para tomar decisiones, miedo, ansiedad, irritabilidad.
  • Intelectuales: Mala captación de estímulos, dificultad de comunicación.
  • De conducta: Descuido de las obligaciones y el aseo personal, mal rendimiento en las labores, tendencia a utilizar sustancias nocivas.
  • Somáticos: Insomnio, inquietud en el sueño, anorexia, bulimia, vómitos o náuseas con mareos, tensión en músculos de la nuca, enfermedades del estómago, alteraciones en la frecuencia del ritmo cardíaco.

Las causas de que sea baja

Entre las posibles causas de los problemas de autoestima encontramos:

  • La desaprobación de las figuras de autoridad. Las figuras de autoridad, como los padres y maestros, ejercen una profunda influencia durante la niñez. Si has crecido escuchando que todo lo que haces está mal, es probable que hayas hecho tuya esta frase y tengas una baja autoestima.
  • Padres poco afectuosos. Para crecer y desarrollar una autoestima sana, es fundamental sentirse amados. Puede hacer tanto daño una frase humillante como la indolencia afectiva. Si de pequeño tuviste unos padres indiferentes emocionalmente, es probable que hayas internalizado esa carencia como que no eres merecedor de afecto.
  • Educación sobreprotectora. En el extremo opuesto se encuentran unos padres demasiado sobreprotectores que, sin darse cuenta, le han impedido a sus hijos desarrollar sus propias capacidades. Como resultado, es probable que no poseas las herramientas necesarias para enfrentar los problemas de la vida y por eso crees que no vales nada como persona.
  • Haber sido víctima de abuso. El acoso escolar, la violencia física familiar o el abuso emocional son problemas que afectan profundamente a la imagen que tenemos de nosotros mismos. Cuando creces en un ambiente en el que no tienes el control y has sido víctima de humillaciones, es normal que dudes de tus capacidades y que te resulte difícil confiar en las personas. Por lo que, a la larga, puedes desarrollar una baja autoestima.
  • Sistema de creencias limitante. Los problemas de autoestima no siempre se arrastran desde la niñez, en ocasiones surgen en la adolescencia o en la juventud. Cuando comenzamos a compararnos con los demás y creemos que no estamos a su altura. Además, en la adolescencia la valoración por parte del grupo de iguales es fundamenta. Por lo que si somos rechazados por ellos, podemos quedarnos estancados en esta etapa.

Las principales consecuencias de tenerla baja

La necesidad de aceptación: Un problema de base.

La persona con una baja autoestima suele tener una gran necesidad de aceptación y de reconocimiento. Por lo que a menudo siente mucha presión en las situaciones sociales. La preocupación excesiva por lo que piensan los demás le suele conducir a malinterpretar determinados hechos. Por lo que no es extraño que reaccione de manera exagerada. Sobre todo si piensa que le están criticando. Obviamente, esto provoca roces y problemas en sus relaciones interpersonales.

No obstante, lo más usual es que la persona con problemas de autoestima se guarde esas opiniones y sentimientos para sí porque. En el fondo, tiene miedo a la crítica y a que le dejen sola. La base de este comportamiento también se esconde la creencia de que no tiene nada que aportar y que los demás son más listos y capaces por lo que prefiere guardar silencio. En ocasiones, esta actitud reservada hace que los demás vulneren sus derechos. Lo cual puede generarle mucha ira, que no siempre canaliza de la manera más adecuada.

La falta de confianza: Una barrera infranqueable.

La baja autoestima genera una profunda falta de confianza. Lo cual se proyecta prácticamente en todos los ámbitos de actuación de la persona, desde sus relaciones amorosas hasta el área laboral. Esta inseguridad a menudo también genera una gran frustración, que se suele versar sobre las personas más cercanas, como la pareja o los hijos. De hecho, el mal humor es un acompañante habitual de la baja autoestima y no es raro que termine proyectándose de manera agresiva.

La inseguridad también le impide emprender diferentes proyectos porque cree que no tiene las habilidades necesarias y, por lo tanto, fracasará. Obviamente, esta actitud le permite mantenerse en su zona de confort pero le impide desarrollarse. Tanto en el plano personal como profesional, porque le condena al inmovilismo.

¿Cómo mejorarla?

La baja autoestima es un problema con solución. Existen numerosas técnicas psicológicas que te ayudarán a recuperar la autoestima, apreciar mejor tus cualidades y te permitirán comunicarte de una manera más asertiva, haciendo valer tus derechos. Aquí tienes este recurso gratuito para empezar mejorar tu autoestima en sólo 4 semanas.

Es muy importante desarrollar, trabajar y mejorar nuestra autoestima diariamente. Por ejemplo, cuando cometemos errores no culparnos por ello sino aprender de ellos. Nuestro autoconcepto nos ayuda a sentirnos mucho mejor con nosotros mismos, lo que influye en nuestro comportamiento. Una autoestima sana nos aportara grandes beneficios en todos los aspectos de nuestra vida.

Aunque hay cosas que puedes hacer por ti mismo para aumentar la autoestima. Si tienes una autoestima baja es importante trabajar con un profesional objetivo que actúe como espejo para que puedas realmente conocerte, aceptarte y apreciarte incondicionalmente.

La autoestima es un concepto que se manifiesta de forma cambiante en función de nuestra situación vital y nuestras circunstancias. Es el rasgo que siempre mejora al hacer un tratamiento psicológico. En nuestro Centro de Psicología recibirás atención personalizada y el tratamiento apto a tu situación actual.

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