Fobias

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Hoy voy a hablaros sobre las fobias, un tema que personalmente, desde que lo descubrí me pareció algo muy curioso e interesante, y que gracias a mi trabajo he podido conocer de primera mano con algunos de mis pacientes, motivo por el cuál este tipo de psicopatología me apasiona aún más.

Las fobias son una clase o subtipo de los trastornos de ansiedad. Están categorizadas en el DSM – 5 y el CIE10, dentro de la clasificación de los trastornos de ansiedad de estos manuales. Aparecen como resultado de una reacción de miedo desproporcionada ante un estímulo que nos produce temor o aversión.

Las fobias pueden aparecer en todos los ámbitos de nuestra vida diaria (fobias en nuestras relaciones sociales, fobia a conducir, fobia al compromiso, a hablar en público, etc..).

¿Qué es una fobia?

Es un miedo fuerte e irrazonable de algo que en realidad no representa un peligro.

La fobia se puede definir como un miedo intenso a una situación concreta o un estímulo, este miedo es de tal intensidad que llega a «bloquear» al sujeto que la padece. También hay que tener en cuenta que la intensidad de la reacción depende la de la proximidad que tengamos con el estímulo, por ejemplo, si tenemos fobia a las serpientes, esto es si padecemos ofidiofobia, y vivimos en el centro de la ciudad, esa fobia no nos producirá un malestar significativo dado que las probabilidades de que nos encontremos serpientes en el centro de la ciudad son muy bajas. 

Es decir, si tenemos fobia a algo con lo que habitualmente no estamos en contacto, este miedo no nos producirá un malestar clínicamente significativo en nuestras vidas, por lo tanto, no se cumplen todos los criterios para la fobia.

Las fobias son una reacción de nuestra ansiedad, y se dan como resultado de una interpretación irracional de una amenaza irreal o imaginaria.

La fobia generalmente comienza en la niñez o la adolescencia y continúa a lo largo de la edad adulta.

Causas

Cada fobia tiene su propia causa de ansiedad, pero su causa raíz real es más compleja y puede involucrar muchos factores, tanto ambientales como psicológicos. Comparten en común ese miedo que queremos evitar sin suponer un gran riesgo, a pesar de esto es evidente que cada una tiene sus motivos.

La agorafobia, por ejemplo, es una de las fobias más comunes y causantes de discapacidad, y se manifiesta con miedo y ansiedad a través de actividades como salir de casa, viajar solo y entrar en lugares públicos. 

El Dr. Hicks explica: “En estas situaciones, las personas se sienten vulnerables y expuestas, como explica el paciente, la sensación de que si pasa algo, no puedes escapar ni esconderte.»

“Esta es una de las explicaciones más habituales para las personas con fobias, el miedo a no obtener resultados inmediatos cuando las cosas se complican”, añade.

El grado de miedo y la forma de actuar de las personas para evitar estas situaciones varía de una persona a otra. Muchas personas con agorafobia pueden seguir trabajando, pero otras no pueden salir de casa.

La fobia es común en las mujeres y suele comenzar en la edad adulta. Aunque existen pocas estadísticas sobre la prevalencia de estos trastornos, un estudio realizado por el Centro Nacional de Neurología y Psiquiatría encontró que entre el 8 y el 18% de la población del país sufre de fobia.

Según este estudio, publicado en 2005, la fobia es la enfermedad mental más común en mujeres de todas las edades y la segunda más común en hombres mayores de 25 años.

Tratamientos en las fobias

Como explica el Dr. Hicks, a pesar de la alta prevalencia de fobias en la población, pocas personas visitan a un médico o buscan ayuda profesional para el tratamiento.

“Las personas fóbicas tienden a evitar situaciones y cosas que les causan ansiedad, lo que a menudo exacerba las fobias con el tiempo”, dicen los expertos. “Es mejor enfrentar este miedo que crear una situación para evitar la causa de nuestra fobia”, agrega.

«Y se puede llegar a lograr con la dedicada ayuda de un psicólogo experimentado». 

Según los expertos, es más probable que la agorafobia desaparezca si es causada por un evento traumático o estresante.

Pero incluso sin una lógica clara de la causa, se puede ayudar a las personas con fobias.

La vivencia fóbica tiene 4 características principales:

• Está desequilibrada.

• Sin explicación lógica.

• Fuera del ámbito del control voluntario del sujeto.

• Proporciona razones para evitar algo.

Existen muchos tipos de fobias, comúnmente se encuentran:

• La acrofobia es ese miedo a las alturas, como el vértigo. 

• La agorafobia es el miedo a los lugares públicos y, por el contrario, la famosa claustrofobia es el miedo a los espacios cerrados.

• Si te sientes inseguro en tus relaciones sociales, podrías tener una fobia social, y si sientes un temor intenso a la hora de hablar en publico podrías padecer una glosofobia.

• Una de las fobias más comunes en los niños es la acluofobia o nictofobia, es decir, el miedo a la oscuridad.

miedo

Hematofobia (fobia a la sangre).

Aracnofobia (pánico a las arañas).

Ofidiofobia (fobia a las serpientes).

Cinofobia (pánico a los perros).

Aerofobia (es la fobia a volar, sobre todo en avión).

Coulrofobia (fobia a los payasos).

Tanatofobia (fobia a la muerte).

Las personas con fobias tienen síntomas de evitación, en otras palabras, tratan de evitar tener miedo. Si no pueden evitar el estímulo temido, pueden experimentar:

• Pánico y miedo.

• Taquicardia, latidos cardíacos demasiado rápidos.

• Evitación a los estímulos aterradores.

• Falta de aliento.

•Provocación de temblores

• Intención de huir.

•Sudor

•Tener mareos.

Tratamiento de las fobias:

El tratamiento psicológico ayuda a la mayoría de las personas con fobias. Para tratar fobias simples utilizamos técnicas de exposición. Este es un plan de tratamiento estructurado establecido para exponer gradualmente al paciente a estímulos que le son temidos en diversas situaciones. Para ello se crea una escala de ansiedad con el paciente. Se registran todas las situaciones a las que el paciente tiene miedo y se califican del 1 al 10.

Una vez elaborada la escala de ansiedad, procederemos a exponernos a todas las situaciones de la escala, empezando por la que menor puntuación le hemos otorgado, hasta llegar a la de mayor puntuación.

Como ya hemos dicho antes, las personas que padecen fobias presentan síntomas de evitación. Cada vez que evitamos nos sentimos más seguros, y la primera evitación nos reconforta. Pero la evitación es un mal hábito ya que alimentará nuestras fobias. Por ello trabajaremos la técnica de exposición con el paciente.

Agorafobia

La agorafobia es la fobia más común y más incapacitante. Incluye la aparición de ansiedad y miedo ante un gran número de situaciones de las que puede resultar difícil salir o en las que resulta difícil o embarazoso buscar ayuda. Luego viene una sensación de catástrofe inminente, a menudo acompañada de un ataque de ansiedad. El miedo y la ansiedad pueden hacer que los pacientes se queden en casa para tratar de sentirse seguros y evitar situaciones aterradoras que pueden ocurrir una y otra vez. Este trastorno es más frecuente en mujeres y suele aparecer entre los 20 y los 30 años. Suele ser crónico y requiere tratamiento para resolverlo y evitar complicaciones secundarias.

Las personas con agorafobia experimentan sentimientos de miedo o ansiedad en diferentes situaciones: usar el transporte público, estar al aire libre, estar adentro, esperar en la fila o quedarse en casa. En medio de aglomeraciones, y soledad fuera de casa, entre otras situaciones.

Las personas temen estas situaciones porque creen que desarrollarán síntomas parecidos al pánico u otros síntomas incapacitantes o humillantes en situaciones en las que es difícil escapar o cuando no hay ayuda disponible. Estas situaciones siempre causan miedo o ansiedad y muchas veces se evitan o requieren un acompañante.

¿Qué es la agorafobia?

Es un miedo o ansiedad intensa provocados por la exposición real o anticipatoria a una amplia gama de situaciones:

Miedo a los espacios abiertos

Puede ocurrir en lugares como aparcamientos, grandes avenidas, amplias plazas, recintos deportivos al aire libre, etc.

Miedo a los espacios cerrados

Aparece en lugares como centros comerciales, tiendas, cines, teatros o conciertos. Por lo general, estos lugares están llenos de gente.

Miedo a las multitudes

Los lugares concurridos suelen ser espacios abiertos (campos de fútbol) o grandes espacios cerrados (centros comerciales), por lo que son doblemente preocupantes.

Miedo al uso de medios de transporte

Normalmente el miedo comienza con los medios de transporte públicos, especialmente el metro o los trenes cuando las estaciones y el recorrido es bajo tierra. Es también muy frecuente el miedo a otros medios de transporte en el que durante largas horas no es posible salir del mismo; esto ocurre en aviones y barcos. Por último, el miedo a los autobuses y coches particulares tampoco es infrecuente

Miedo a la incontinencia o a vomitar en público

A muchas personas con agorafobia les preocupa perder el control de sus evacuaciones intestinales o vomitar en público. Puede ser más común en personas con afecciones como el síndrome del intestino irritable que causa diarrea incontrolable.

Miedo al centro de trabajo

Ocurre especialmente en personas que han estado largo tiempo de baja por algún problema laboral o de ansiedad.

Miedo a salir solo fuera de casa

Este miedo combina todo lo que le precedió y es el más temido. El miedo envuelve a una persona hasta tal punto que se siente insegura fuera del hogar y necesita la compañía de alguien de confianza, generalmente un familiar o un amigo cercano.

Los ejemplos para cada caso no son exhaustivos; Se pueden temer otras situaciones. Con la sensación de miedo y ansiedad causada por tales situaciones, las personas a menudo tienen pensamientos de que algo terrible podría suceder.

Las personas con agorafobia creen que puede ser difícil salir de tales situaciones u obtener ayuda en caso de accidente u otro síntoma incapacitante o vergonzoso.

El papel del miedo en la agorafobia

El grado en que se siente el miedo puede variar dependiendo de qué tan cerca esté la situación temida y puede ocurrir en anticipación o en presencia de la situación temida. Alternativamente, el miedo o la ansiedad pueden tomar la forma de un ataque de pánico.

El miedo o la ansiedad se evocan casi cada vez que la persona entra en contacto con la situación temida. Evitan activamente la situación o, si no pueden o deciden no evitarla, la situación provoca un miedo o una ansiedad intensa. La evitación puede manifestarse en un cambio comportamental (p. ej., cambiar las rutinas diarias, elegir trabajar cerca para evitar usar el transporte público, hacer pedidos de comestibles para evitar ir a tiendas y supermercados) o conciencia (p. ej., usar la distracción para superar situaciones temidas).

La evitación puede llegar a ser tan grave que la persona se quede completamente confinada en casa. A menudo, la persona se encuentra en mejores condiciones para hacer frente a la situación temida si va acompañada de alguien.

Causas de la Agorafobia

Entre todas las fobias, la agorafobia es una fobia que está estrechamente relacionada con factores genéticos. La tasa de heredabilidad es del 61%. El papel de la genética no se limita al desarrollo de este trastorno. Crecer en un entorno donde ocurrieron eventos negativos de la infancia (como la separación de los padres) o eventos estresantes (como ser agredido o robado). Ciertos rasgos de personalidad, como la susceptibilidad a la ansiedad o la predisposición a la psicosis, pueden ser factores de riesgo. 

En muchos casos, la agorafobia precede a los ataques de pánico. En el trastorno de pánico, los ataques de ansiedad ocurren espontáneamente en cualquier lugar, pero el paciente asocia el ataque de ansiedad con el contexto en el que se encuentra. Le asustaba volver a enfrentarse a esta situación por miedo a tener otro ataque de pánico. Si los ataques de pánico ocurren en diferentes contextos, el individuo desarrollará un miedo a todos estos contextos, lo que eventualmente conducirá a la agorafobia.

Síntomas de la Agorafobia

El miedo y la ansiedad surgen cuando una persona se enfrenta a una situación temida. La gravedad de los síntomas es generalmente proporcional al grado de proximidad, en tiempo y lugar, a la situación temida. 

Por lo tanto, los síntomas generalmente serán menos predictivos del estado anaeróbico que si se observan en primera persona. Anticipar el miedo y la ansiedad a menudo conduce a evitar proactivamente la situación temida. Evitación activa significa que una persona actúa intencionalmente de tal manera que no tiene que lidiar con la situación. Por ejemplo, una persona con agorafobia puede evitar los pasillos grandes caminando por calles estrechas y cerca de las fachadas de los edificios. Por otro lado, cuando la situación no puede o no puede evitarse, el miedo y la ansiedad aparecen de manera desproporcionada y violenta.

Las conductas de evitación pueden llegar a ser lo más incapacitante del trastorno.

Los comportamientos de evitación pueden aumentar la gravedad de la fobia. Hay personas que tienen que ausentarse del trabajo porque ni siquiera pueden salir de sus casas o usar el transporte público por su cuenta. Pueden encontrarse aislados de familiares y amigos, comprando en línea y descuidando sus obligaciones. Se trata, por tanto, de una enfermedad potencialmente grave en cuanto a implicaciones sociales, laborales, educativas, familiares y económicas. En casos severos, los pacientes se pueden confinar ellos mismos en sus hogares por largos períodos de tiempo. 

Frecuentemente, la presencia de un facilitador tiende a reducir el miedo y la ansiedad y facilita la exposición a este tipo de situaciones. Las personas con agorafobia pueden sentir que se han vuelto dependientes de su pareja o de sus seres queridos porque solo pueden salir con compañía. Esta condición presenta un gran problema para su autoestima y sus relaciones personales. Esta es una de las razones por las que es recomendable buscar ayuda lo antes posible. «

Las personas con agorafobia se sienten cómodas con personas en las que confían. La pérdida mental por no poder caminar o salir de la casa puede provocar síntomas de depresión. Los enfermos pueden tratar de automedicarse con ansiolíticos o tomar alcohol para aliviar la ansiedad.

Cómo se diagnostica la Agorafobia

Para un profesional de la salud mental, ya sea un psiquiatra o un psicólogo clínico, el diagnóstico de agorafobia es relativamente sencillo a través de una entrevista clínica. Es muy común que el diagnóstico lo realicen los médicos de atención primaria. Por ello, es importante tener en cuenta que en más del 75% de los casos coexiste con un trastorno de ansiedad.

La agorafobia se diagnostica cuando el miedo y la ansiedad no guardan proporción con el peligro real que representa el miedo superficial. Por lo tanto, se debe hacer una distinción entre las fobias y las fobias racionales, como caminar en una zona peligrosa por la noche. También es importante distinguir entre los casos en los que el miedo surge en una ocasión determinada y los casos en los que se repite una y otra vez ante la misma situación. Finalmente, los síntomas deben persistir durante varios meses, a menudo hasta seis meses para aparecer.

Lo más importante de un diagnóstico, además de la precisión, es que sea precoz. La agorafobia es un trastorno reconocible que responde bien al tratamiento, pero puede volverse muy debilitante.

Tratamiento de la Agorafobia

El tratamiento de la agorafobia debe iniciarse lo antes posible debido a la discapacidad severa que puede causar y su asociación con el desarrollo de depresión y/o abuso de alcohol a lo largo del tiempo.

En la mayoría de los casos de agorafobia asociada con ataques de pánico, es posible mejorar la fobia al tratar los ataques de pánico. En cualquier caso, el tratamiento es muy similar para ambos trastornos. Puede elegir entre psicoterapia, farmacia o una combinación de terapia. La decisión sobre el tipo de tratamiento depende de las preferencias del paciente, así como de la gravedad de los síntomas y del deterioro funcional que provocan. Los especialistas informarán a los pacientes de los posibles beneficios y riesgos de ambos tratamientos, para que puedan elegir el tratamiento que más les conviene. 

Tratamiento psicológico de la Agorafobia

La psicoterapia es muy efectiva en la agorafobia. En muchos casos, esto será suficiente para mejorar los síntomas. Si bien es cierto que en algunos casos, agregar medicamentos acelerará la respuesta al tratamiento y puede ser valioso. Los enfoques de la psicoterapia pueden provenir de diferentes direcciones, muchas de las cuales son válidas. Es importante determinar los objetivos del tratamiento con el especialista y que este realice el diagnóstico correcto. Si necesitas ayuda psicológica para tratar la agorafobia, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.

¿Cuál es el pronóstico de la enfermedad?

El pronóstico de la agorafobia puede ser muy diferente dependiendo del paciente. En los casos más graves existe la posibilidad de que la persona afectada se refugie en casa y se quiera aislar totalmente del exterior. Es decir, en los peores casos el paciente abandonará el tratamiento fruto de su aislamiento con el mundo exterior y todo lo que le rodea.

¿Se puede prevenir la agorafobia?

​​No hay una forma garantizada de prevenir la agorafobia, pero es cierto que el miedo engendra miedo.

Si una persona siente que está empezando a sentir miedo de ir a lugares que son lógicamente seguros. Lo más recomendable es enfrentarse a ese miedo antes de que se convierta en una verdadera fobia. 

Esto se puede conseguir visitando el lugar de forma continuada con un amigo de confianza o un miembro de la familia.

¿Cuáles son las consecuencias de la agorafobia?

La agorafobia tiene repercusiones importantes para el individuo que la sufre, interfiriendo de forma significativa en su calidad de vida. Muchos pacientes con agorafobia sienten como su día a día se va limitando cada vez más. Llegan al punto que dejan de realizar actividades que antes les gustaban, pero por temor a la aparición de la ansiedad, no las hacen. 

Entre las principales consecuencias de la agorafobia encontramos:

  • La pérdida de empleo o el bajo rendimiento laboral.
  • Interferencia social, es decir, dejan de quedar con los amigos y de acudir a actos sociales. 
  • Afecta negativamente a la relación de pareja. 
  • Reducción de actividades de ocio, como viajar. 
  • Problemas emocionales, dependencia hacia los demás y gran sentimiento de culpa.
  • Baja autoestima. 
  • Desarrollo de trastornos psicológicos como la depresión. Problemas de ansiedad e incluso dependencia a sustancias como los ansiolíticos.

Diferencia de ataque de pánico frente a fobia

Estos dos conceptos no son lo mismo, ya hemos comentado lo que es tener una fobia (miedo a cierta cosa que no supone un problema) y ahora vamos a ver qué es esto de ataque de pánico:

El trastorno de pánico es un tipo de trastorno de ansiedad que experimenta episodios repentinos de miedo extremo. Alcanza su punto máximo en minutos y causa síntomas físicos severos (ataques de pánico).

Puedes sentirte completamente fuera de control y como si tuvieras un ataque al corazón o incluso morir. Temer otro ataque de pánico puede evitar situaciones similares o tratar de evitar futuros episodios. Algunos síntomas o signos de este ataque son:

  • Frecuencia cardíaca rápida
  • Dificultad para respirar y sensación de asfixia.
  • Dolor y tensión en el pecho
  • Mareos o aturdimiento
  • Sentirse inestable, entumecido u hormigueo
  • Sudar demasiado
  • Sofocos o escalofríos repentinos
  • Dolor abdominal o diarrea
  • Sentirse fuera de control
  • Miedo a la muerte

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