Autismo

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El Autismo, Trastorno del espectro autista, o TEA por sus siglas, es un trastorno del neurodesarrollo. Afectan al desarrollo, estructura y funcionamiento del cerebro desde su formación. Supone dificultades principalmente en dos ámbitos: La comunicación e interacción con otras personas (interacción social) y la flexibilidad de conductas y pensamientos (intereses restringidos y conductas repetitivas).

Como su mismo nombre indica, el TEA hace referencia a un conjunto de afecciones similares en síntomas. Antes se diagnosticaban por separado, como el autismo, el trastorno desintegrador infantil o el Síndrome de Asperger, ahora, precisamente por su cercanía y por las dificultades en muchos casos de distinguir entre unos y otros así como su origen común, se ha optado por englobar en un espectro que va desde una leve sintomatología a una sintomatología mas grave (acompañada normalmente de discapacidad intelectual y dependencia). Cabe destacar además que se considera un espectro porque diferentes personas con TEA pueden presentar síntomas muy diferentes y diversos. Aunque siempre dentro de los dos problemas principales propios del TEA que hemos indicado previamente.

Causas del autismo:

Hoy en día no se conocen con exactitud las causas del TEA, aunque sí que se ha demostrado que tiene una fuerte relación con factores genéticos y algunos factores ambientales. Distintos estudios, no obstante, han identificado algunos factores que aumentan el riesgo:

– Tener uno o varios hermanos con TEA.

– Tener padres o madres mayores.

– Un peso muy bajo al nacer.

– Padecer afecciones genéticas.

Esto no quiere decir que si se cumplen uno o varios de estos factores seguro se da TEA, de hecho podrían darse todos y no ser un caso de TEA.

Tampoco existe una cura para el TEA, y se considera un trastorno que dura toda la vida. Pero eso no quiere decir que no se pueda hacer nada. Hoy en día existen multitud de tratamientos y servicios destinados a aumentar en la medida de lo posible la capacidad de un niño con TEA. Para crecer más adaptado y adquirir nuevas habilidades. En este aspecto resulta fundamental la detección temprana ya que cuanto antes se comience a trabajar, más positivos y duraderos serán los efectos en los síntomas y aptitudes del niño. Por lo general estos tratamientos incluyen terapias de comportamiento y de fomento de la comunicación y habilidades sociales, desarrollo de otras habilidades y, en los casos en los que se considere necesario, medicamentos que permitan controlar algunos síntomas.

¿Cómo se diagnostica el TEA?

Como hemos comentado, es importante intentar diagnosticar lo antes posible los casos de TEA en niños. Ya que cuanto antes se diagnostique mas se podrá aprovechar la flexibilidad y la capacidad innata de los niños de desarrollarse y aprender para ayudar al niño a desarrollarse de la mejor manera posible.

Por lo general, es posible realizar un diagnostico de Trastorno del espectro autista de manera fiable a partir de los dos años. Para esto es fundamental que señalemos algunas signos tempranos que nos pueden indicar un posible caso de TEA:

– No habla ni dice palabras sueltas a los 16 meses.

– Establece poco o nada de contacto visual.

– No señala ni enseña objetos de su interés a los padres.

– Con frecuencia parece no querer comunicarse.

– No responde cuando lo llaman por su nombre aunque sí que se gira cuando oye otros sonidos fuertes.

– No suele tener expresiones faciales adecuadas.

– Hace movimientos repetitivos como mecerse, dar vueltas, aletear, caminar de puntillas… habitualmente (comportamiento estereotipado).

– No imita.

– Se obsesiona con juguetes o actividades concretas que repite continuamente y que mientras las hace parece desconectar de todo lo demás.

– Juega con partes de un juguete en vez de con el juguete entero (por ejemplo dando vueltas a una rueda de un camión).

– Parece ser muy sensible o insensible a algunos olores, sonidos, luces, texturas…

– Mira objetos durante mucho rato de manera intensa e inusual, desde distintos ángulos.

Si observa en su hijo varios de estos signos consulte a su pediatra para una mejor evaluación de los síntomas. Que lleve a descartar o a confirmar un diagnostico de TEA.

Por lo general, el diagnostico de TEA en niños pequeños se produce en dos etapas:

– Una primera etapa que se da durante los chequeos médicos periódicos de los niños. En los cuales, a partir de los 18 meses se recomienda a los médicos evaluar específicamente la presencia o no de síntomas de autismo. En esta etapa es fundamental la información que aportan los padres sobre el comportamiento general del niño, adquisición del lenguaje, comportamiento social, etc. Si en algún caso el pediatra detectase sospechas de autismo bien por retrasos en la adquisición de ciertas habilidades o bien por la presencia de uno o varios de los factores de riesgo antes mencionados, se procedería a la segunda etapa.

– La segunda etapa del diagnostico del autismo en niños pequeños consiste en una evaluación adicional por parte de profesionales expertos en trastornos del espectro autista. Entre los cuales pueden incluirse, médicos, un pediatra del desarrollo, un psicólogo o psiquiatra infantil, un neuropsicología o profesionales del ámbito del lenguaje.

Estos profesionales procederían a una evaluación completa de las habilidades del niño. A fin de diagnosticar o no el TEA o algún otro trastorno del neurodesarrollo.

En cambio, para los niños en edad escolar y adolescentes, el diagnostico suele darse ante la sospecha por parte de los educadores y del psicólogo del centro escolar al que asiste a raíz de las dificultades que pueda presentar en su día a día en el centro escolar a la hora de interactuar socialmente. Dificultades en entender el tono de voz o el lenguaje corporal, no comprender correctamente el humor y el sarcasmo y dificultades generales para entablar amistades con sus compañeros.

Por lo general ante estas sospechas los mismos profesores o profesionales que lo detecten recomendaran a los padres acudir a un equipo especialista. Que efectúe el diagnostico o bien lo descarte.

Por último tenemos el diagnostico de TEA en adultos, que es el más raro y difícil de realizar por diversos motivos. El principal es que los síntomas de TEA, en muchos casos, pueden enmascararse o confundirse con síntomas de otros trastornos mentales. Lo cual dificulta su correcto diagnostico considerando que si no ha sido detectado hasta la adultez suele ser por ser un TEA de altas capacidades. Esto es, con sintomatología mas leve de forma que puede vivir de manera más o menos adaptada a su entorno. En los casos de sospecha de TEA en adultos resulta fundamental el estudio de los antecedentes de la persona. Ya que si los síntomas no están presentes desde que era un niño no podría tratarse de TEA.

Recibir un diagnostico de TEA en la adultez puede resultar muy beneficioso para la persona. Ya que le puede permitir comprender y reinterpretar las dificultades y retos que ha tenido a lo largo de su vida, así como identificar sus fortalezas y poder acceder a servicios específicos que le ayuden y permitan mejorar su funcionamiento personal y social.

¿Es cierto que vacunar a los niños puede causar autismo?

La respuesta rápida es que no. La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que no existen pruebas concluyentes acerca de la relación entre el TEA y la vacunación de niños. Y que una revisión de los múltiples estudios que afirman que si que existiría dicha relación permite ver que estos estudios tuvieron importantes deficiencias de rigor, es decir, que no serian validos ni fiables. (Organización Mundial de la Salud – Autismo)

¿Es cierto que todas las personas con trastorno del espectro autista son genios?

No, no todas las personas con TEA son personas con altas capacidades cognitivas. Dada la complejidad y la heterogeneidad de los síntomas al interno del espectro autista, podemos encontrar personas con este trastorno con una amplia diversidad. Tanto de síntomas como de comorbilidades (otros trastornos presentes además del TEA). 

Así, si bien es cierto que se da el caso de personas con autismo que destacan en diversas habilidades cognitivas. Como la memoria o en aspectos relacionados con sus intereses restringidos (como tocar el piano por ejemplo), lo cierto es que en muchos casos el TEA es diagnosticado junto con trastornos como Discapacidad Intelectual (lo que implica un retraso en el aprendizaje de ciertas habilidades cognitivas), TDAH, Trastornos de conducta, etc. Lo que amplia enormemente la heterogeneidad de presentaciones del trastorno.

En conclusión, queremos destacar la importancia que tiene en este trastorno el no pensar en un prototipo de persona con TEA. Ya que no existen dos personas con TEA con los mismos síntomas. Lo cual hace patente la necesidad de un tratamiento personal que fomente las capacidades individuales al mismo tiempo que busque minimizar el impacto de las dificultades que presenta. Y un trato inclusivo por parte de la sociedad y en especial de las personas más cercanas, que se aleje de prejuicios o estereotipos al respecto de estas personas.

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