Cuando mentir se convierte en necesidad y la mentira envuelve todos los aspectos de la vida de la persona. Es posible que esta persona padezca mitomanía.
Esto es un trastorno psicológico en el que la persona miente de manera permanente acerca de su vida.
¿Qué es la mitomanía?
La mitomanía o mentira patológica es una afección padecida por todas las personas que mienten de una forma constante y repetitiva. Utilizan la mentira con el objetivo de conseguir atención o admiración por parte de los demás.
Las personas mitómanas suelen falsificar y deformar la realidad. Aunque la mayoría de las veces son conscientes y saben que están mintiendo de forma compulsiva. De hecho, en algunas ocasiones se creen sus propias invenciones y se piensan que son reales.
Para el mitómano, mentir se convierte en una rutina diaria, es la forma que tiene la persona de relacionarse con los demás. Cabe destacar que, este tipo de personas no solo sienten la necesidad de mentir en situaciones que están en su contra para evitar las consecuencias. Sino que también, mienten en los pequeños detalles incluso sin obtener ningún beneficio.
Generalmente, quien sufre esta aversión se siente raro diciendo la verdad pero, en cambio, se siente cómodo mintiendo.
El principal problema es, cuando no dicen la verdad y ello se convierte en un hábito y se cae de forma rutinaria en la mentira patológica. En estos casos, el mitómano tendrá que enfrentarse a diferentes dificultades puesto que pierde la confianza con todos los que le rodean. Un mentiroso compulsivo puede llegar a perder su puesto de trabajo, tener problemas familiares, aislarse socialmente e incluso, perder a su pareja.
¿Cuáles son los síntomas?
En consecuencia de que se considera la necesidad imperiosa de mentir, esta puede ser considerada como una adicción o similar a ella. En muchos casos, los síntomas y rasgos de las personas mitómanas son muy parecidos a otras adicciones.
Los síntomas más comunes son:
- Incapacidad de resistir el impulso de mentir.
- Ideas y pensamientos de carácter intrusivo.
- Disminución de la presión psicológica a la hora de mentir.
- Aumento de los síntomas ansiosos a la hora de mentir.
Existen diferentes síntomas que son propios de esta aversión en sí. Estos son:
- Baja autoestima. Normalmente la necesidad de mentir suele venir potenciada por tener una baja autoestima y una incapacidad de autoconcepto. De ahí la necesidad de mentir para demostrar y expresar una idea de ellos mismos para que les hagas parecer atractivos o interesantes.
- Exageración y magnificación de la realidad. En algunas ocasiones, en vez de inventarse una historia, el mitómano se dedica a magnificar la realidad. Sobredimensiona y maquilla la realidad para hacerla mucho más exagerada de lo que en realidad es. Además, son personas que tienden a gesticular de manera exagerada para acompañar sus relatos.
- Presentan síntomas ansiosos. Debido a la frustración y el desencanto que experimentan con la realidad de vida, los mentirosos patológicos experimentan muchos episodios de ansiedad. Esto ocurre como resultado de comparar su vida real con la vida que les gustaría tener, es decir, con una vida irreal o imaginaria.
- Sensación constante de estrés. La creación constante de escenarios y contextos que realizan para no ser descubiertos, les lleva a experimentar altos niveles de estrés. Esto les provoca un desgaste psicológico importante.
- Capacidad de creerse sus propias mentiras. Muchos mentirosos compulsivos llegan a asimilar o a creer sus propias mentiras. Suelen aceptarse como verdades o como situaciones que han vivido de forma real.
Causas de la mitomanía
Aún no se ha determinado la causa exacta que origina la mitomanía pero. Existen una serie de teorías que intentan darle una base a este trastorno.
En cuanto a las bases neuropsicológicas, algunas investigaciones apuntan a un desequilibrio neuronal en la zona del lóbulo frontal.
Además, según diferentes investigaciones, la causa de esta afección se encuentra en un conjunto de rasgos de personalidad que facilitan que la persona mentirosa tenga necesidad de mentir.
Ello lo hace para llamar la atención o con la finalidad de buscar la popularidad o el afecto de otras personas.
También se han elaborado teorías que indican que es un síntoma de otra afección psicológica más importante que queda subyacente. Estas patologías pueden ser el trastorno límite de personalidad y el trastorno de personalidad antisocial.
¿Qué ocurre en el cerebro mitómano?
Las mentiras pueden dar cierto grado de placer al mitómano. Saber que cada mentira implica un riesgo genera una descarga de adrenalina que actúa a nivel cerebral como recompensa y fortalece la respuesta mitómana. Ello favorece la creación de un círculo vicioso.
Según los investigadores del University College de Londres, descubrieron que cuando mentimos por primera vez para conseguir algo. Se produce una elevada activación en la amígdala. Esta se encarga de producir sentimientos negativos, haciéndonos sentir mal, limitando así el alcance de la mentira.
Otra investigación de la Universidad de California del Sur, hallaron que el cerebro de las personas mitómanas es ligeramente diferente de quienes suelen decir la verdad. Tienen un 26% más de sustancia blanca en la corteza prefrontal.
La sustancia blanca interviene en la transmisión de la información, por lo que estos investigadores consideran que un mayor volumen implica mayor capacidad de mentir.
En algunos casos las historias que cuentan los mitómanos están muy bien elaboradas y suelen resultar creíbles, puesto que contienen muchos detalles. Esto denota que la persona ha procesado la información que va a relatar.
El tratamiento de la mitomanía
Como hemos mencionado anteriormente, los mitómanos tienen una baja autoestima y una personalidad insegura. A menudo sus mentiras son ideas irreales para sentirse atractivos hacia los demás. Suelen carecer de habilidades sociales y por ello lo suplen mintiendo. Así parecen más interesantes y competentes con las personas de su entorno.
Por eso, el tratamiento pasa por fortalecer la autoestima, mejorar las habilidades sociales y de resolución de conflictos. Para lograr que la persona se sienta bien con su vida real y no tenga la necesidad de disfrazar o maquillar su vida.
Además, en algunos casos, se combina la terapia cognitivo-conductual con el uso de fármacos.
No obstante, es necesario conseguir el compromiso de la persona para el funcionamiento del tratamiento. Habrá que asegurar su disposición a colaborar en terapia, porque por el contrario si no es así, no tendría ningún efecto sobre la persona.
Mentirosos Compulsivos
Los mentirosos compulsivos son personas que tienen una necesidad incontrolable de mentir. Estas mentiras pueden ser pequeñas o grandes, y pueden ser contadas a amigos, familiares o en el lugar de trabajo. A menudo, las mentiras son contadas para evitar problemas o para aparentar ser algo que no son.
La causa exacta de la tendencia a mentir compulsivamente es desconocida. Pero se cree que puede estar relacionada con problemas de salud mental, como trastornos de personalidad o trastornos de ansiedad. También se ha relacionado con una falta de confianza en uno mismo y una baja autoestima.
Los mentirosos compulsivos pueden tener dificultades para mantener relaciones interpersonales debido a su tendencia a mentir. La gente a menudo se siente engañada y traicionada cuando descubre que han sido engañadas. Los mentirosos compulsivos también pueden tener dificultades en el lugar de trabajo, ya que su tendencia a mentir puede perjudicar su rendimiento y su relación con los colegas.
El tratamiento para la mentira compulsiva puede incluir terapia cognitivo-conductual para ayudar a la persona a cambiar sus patrones de pensamiento y comportamiento. También pueden ser recetados medicamentos para tratar problemas de salud mental subyacentes. Es importante que los mentirosos compulsivos busquen tratamiento para su problema. Ya que puede tener un impacto negativo en sus vidas y en las vidas de las personas a su alrededor.
En resumen, los mentirosos compulsivos son personas que tienen una necesidad incontrolable de mentir. Puede ser causado por problemas de salud mental y tener un impacto negativo en las relaciones interpersonales y en el lugar de trabajo. Con terapia y tratamiento adecuado, los mentirosos compulsivos pueden aprender a controlar su tendencia a mentir.
La pseudología fantástica
La pseudología fantástica es un rasgo común en las personas que padecen de mitomanía. Este trastorno se caracteriza por la tendencia de inventar historias y situaciones irreales con el fin de llamar la atención o impresionar a los demás. Las personas con mitomanía pueden creer en sus propias mentiras, llegando incluso a confundir la realidad con sus propias invenciones.
La pseudología fantástica puede ser difícil de detectar y tratar. Ya que las personas afectadas suelen ser hábiles en el arte de la manipulación y pueden llegar a crear un mundo de fantasía que les resulte más atractivo que la realidad.
Evitar un castigo
Evitar castigos es una de las motivaciones comunes detrás de las mentiras en la mitomanía. Las personas con este trastorno pueden recurrir a mentir para evitar la confrontación, el castigo o la vergüenza. Especialmente si se sienten atrapadas en una situación comprometedora.
En algunos casos, puede ser el resultado de un trauma o un ambiente en el que la honestidad no es valorada o se castiga severamente. Aunque las mentiras pueden parecer una solución rápida a corto plazo, pueden tener consecuencias graves a largo plazo. Incluyendo la pérdida de relaciones interpersonales y la disminución de la autoestima.
Las mentiras esporádicas
Las mentiras esporádicas son una característica común en la mitomanía. A diferencia de la pseudología fantástica, las personas que padecen de mentiras esporádicas no tienen una tendencia constante a inventar historias. Sino que lo hacen de manera ocasional. A menudo, las mentiras esporádicas están motivadas por el deseo de evitar el castigo o la vergüenza, o para lograr algún beneficio personal.
Pueden sentirse abrumadas por la presión de mantener una fachada ante los demás, lo que puede llevarles a mentir para proteger su imagen pública. Aunque las mentiras esporádicas pueden parecer inofensivas, pueden tener un impacto negativo en las relaciones interpersonales y en la propia autoestima.
Conclusión
Finalmente, la mitomanía puede estar integrada como un síntoma más propio de otras alteraciones psicológicas.
Estas alteraciones pueden ser: la esquizofrenia, el trastorno bipolar y el trastorno límite de la personalidad, así como en algunas otras adicciones, etc. Puesto que estas últimas colocan a la persona en una situación de aislamiento y gran necesidad de conseguir dinero.